Entre los papiros que fueron descubiertos entre 1947 y 1955 en
Qumram destaca uno extraído de la séptima cueva y denominado por esto
7Q5. La séptima cueva es indiscutiblemente particular en relación con las demás, no sólo porque los fragmentos de papiro allí encontrados estaban guardados en una anfora muy distinta de las utilizadas en las demás cuevas y porque contiene sólo papiros y sólo en griegos (no hebraicos ni aramaicos), sino también por la designación de la misma con la palabra "Roma" -caso único- y por la ubicación de la cueva. Con estas pistas el papiro ya tiene un contexto que lo diferencia en sí de los otros.